martes, 15 de noviembre de 2011

Setenta años



40

Estoy sumamente alarmado, pues la Biblia recomienda vivir hasta los setenta y, pasado de ahí, según las Sagradas Escrituras, todo es pesadumbre y tristeza. Mi corazón camina perfectamente, lo cual es malo, porque así no puedo esperar la bendición de un ataque cardíaco.

La principal referencia a la edad bíblica de setenta años que he encontrado es el Salmo 90:10, que no dice lo que dice Borges. Lo que dice es algo como "Los días de nuestra vida llegan a setenta años; Y en caso de mayor vigor, a ochenta años. Con todo, su orgullo es sólo trabajo y pesar, Porque pronto pasa, y volamos." Es decir, los hombres viven setenta años, y si son fuertes, ochenta. Y todos esos años son de trabajo y sufrimiento. Me gusta mucho el matiz "y si son fuertes", que indica que el salmista no está hablando de manera simbólica (el número 7), sino zoológica. 


A Borges le gustaba tirarse el rollo erudito y muchas veces deformaba las citas. Pero en este caso igual es que no he encontrado la correcta.


Según wikipedia, Borges murió de cáncer hepático y enfisema pulmonar. Por lo visto, tenía miedo a sufrir una larga agonía, como su madre y su abuela, que pidieron perdón a sus hijos por morir tan despacio.


También le gustaba el concepto de muerte súbita como privilegio del guerrero. En ese sentido, solía citar aquellos versos del "Anónimo Sevillano"


¡Oh muerte! ven callada,
Como sueles venir en la saeta,

No en la tonante máquina preñada
De fuego y de rumor; que no es mi puerta
De doblados metales fabricada.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Pensar antes de hablar



39

"Sé que a veces he hablado a deshora o con exceso, pero siempre he sido fiel a mis convicciones; siempre he dicho lo que pienso".

Siempre se dice que a Borges no le dieron el Nobel por sus opiniones políticas, en concreto por recoger un premio que le otorgó Pinochet. Tras la entrega, se le atribuyen las siguientes palabras acerca del dictador: "El es una excelente persona, por su cordialidad, su bondad... Estoy muy satisfecho".


Sobre Borges y el Nobel, por ejemplo, este artículo, o este otro.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cortázar


38

Tuve el honor de ser el primer editor argentino que acogió un cuento de Cortázar. Se presentó un muchacho en la redacción de la revista "Los Anales" de Buenos Aires. Traía un manuscrito y le dije que volviera a los diez días para darle mi opinión. Pero él no esperó los diez días. Volvió a la semana y yo le dije: "Tengo dos noticias que darle: su cuento está en la imprenta y mi hermana Norah se lo ilustrará". Ese texto se llamaba "La casa tomada", uno de sus mejores cuentos. De la obra posterior de Cortázar, he leído algo. Pero no me atraen esos juegos de la incomodidad, contar un cuento empezando por el medio, etc. Todo eso es una imitación de Faulkner. Y si eso es incómodo en el mismo Faulkner, que era un hombre genial, imagínese. Salvo en las novelas policiales, donde el último capítulo corresponde a lo que sucedió antes de la comisión del crimen. El mismo Cortázar se dará cuenta de que son un poco pueriles y de que están hechos más para el asombro que para el goce estético.

- La ilustración del cuento por Norah Borges, la he encontrado aquí.
- El mismo  borgismo, ampliado y modificado, lo he encontrado aquí.
- Más cotilleos sobre ambos, aquí.

viernes, 28 de octubre de 2011

El Congreso


37

Ese edificio pomposo e inútil. Sí, el Congreso.

Las diversas victorias electorales del peronismo convirtieron a Borges en un escéptico respecto a las instituciones. Le gustaba citar a Coleridge: "La democracia es el caos provisto con urnas electorales".

Las primeras críticas importantes a la democracia provienen de Platón, aristócrata y conservador.

Platón fue muy crítico con la democracia ateniense por su imperialismo. El comercio, al aumentar las riquezas de la ciudad, favorecía los antagonismos de clase. También consideraba responsable al partido democrático de la muerte de Sócrates.

El argumento de Platón era que así como cuando la ciudad quería levantar murallas se llamaba a los arquitectos, o cuando se querían trasladar barcos se llamaba a los pilotos, para gobernar la ciudad no podía servir cualquiera, sino que deberían hacerlo los profesionales.

El imperialismo democrático ateniense sirvió de modelo a la doctrina estadounidense de "la expansión de la democracia".

jueves, 27 de octubre de 2011

Argumentum Ornitologicum


36

He escrito mucho sobre Dios, inclusive he escrito una demostración casi humorística sobre su existencia. Pero al fin de cuentas, no sé si creo en Dios... Creo que algo, no nosotros, está detrás de las cosas. Pero respecto a Dios... Tengo miedo de creer en Dios porque los humanos siempre creemos en Dios más por autocompasión que por otra cosa. Es horrible, vergonzoso, que la lástima por nosotros mismos y por los demás, nos lleve a invocar a Dios. Prefiero decir como Shaw: "En vista de las circunstancias, he renunciado a las bondades del cielo". Quizás el infierno es un sitio más digno. Cada vez que caemos en la tentación de creer en una divinidad, deberíamos recordar a Santa Teresa: "No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido". Creo que basta un dolor de muelas para negar la existencia de un Dios Todopoderoso. Yo no entiendo a Unamuno, porque Unamuno escribió que Dios para él era proveedor de inmortalidad, que no podía creer en un Dios que no creyera en la inmortalidad. Yo no veo nada de eso. Puede que haya un Dios que desee que yo no siga viviendo, o que piense que el universo no me necesita. Después de todo no me necesitó hasta 1899, cuando nací. Fui dejado de lado hasta entonces.

La "prueba humorística" de la existencia de Dios es una parodia del argumento ontológico de San Anselmo, titulada "Argumentum Ornithologicum", y que dice así:

“Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible; ergo, Dios existe.”

Buscando la cita de Shaw, he encontrado una variante más completa de este borgismo.

La idea de la dignidad del infierno es de Dante. La de la inexistencia anterior al nacimiento, equivalente a la muerte, de Epicuro. Las reflexiones de Unamuno sobre la inmortalidad se encuentran principalmente en "Del sentimiento trágico de la vida".

miércoles, 26 de octubre de 2011

La Conferencia

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"La única conferencia que he dado en mi vida es la que no di, ¿no? Todas las demás fueron borradores de ésta."

Borges era un gran conversador y conferenciante. Sin embargo sufría de pánico escénico. Las noches antes no podía dormir, y a veces su madre llamaba para cancelar a última hora fingiendo que estaba enfermo. Con el tiempo se entrenó en el truco psicológico de pretender que hablaba para una sola persona. De esta vida de conferenciante, a Borges le gustaba recordar una anécdota de Chesterton, que yendo a dar una, olvidó dónde se celebraba, y mandó un telegrama a su casa que decía: '¿Dónde estoy?'.

martes, 25 de octubre de 2011

Conservador


34

"Me han enseñado a pensar siempre que el individuo debe ser fuerte y el Estado débil. No puede entusiasmarme una teoría en la que el Estado sea más importante que el individuo. Soy un conservador, pero ser en mi país un conservador no significa ser una momia, significa, digámoslo así, ser un liberal moderado. Si se es un conservador en la Argentina, nadie piensa que se es un fascista o un nacionalista. Por el contrario, a decir verdad, creo que ser conservador en la Argentina significa ser bastante escéptico en asuntos políticos e incrédulo en cuanto a cambios violentos se refiere."

El padre de Borges era un liberal clásico que le instruyó en las doctrinas de William James y Stuart Mill, en las que se hace hincapié en el escepticismo cognitivo y la libertad individual, respectivamente.

Cuenta Bioy Casares que hubo una época en la que Borges simpatizaba con el Partido Radical, lo cual era motivo de mofa por parte del padre de Bioy. Tendré que preguntarles a mis amigos de los Viernes Peronistas al respecto.

Respecto a la identificación Izquierda=Estado, Derecha=Individualismo, no estaría mal recordar que en origen, la derecha era el Estado y la Iglesia, y la izquierda sus enemigos. Marx era anarquista.

martes, 8 de marzo de 2011

El sabor del café.


33

¿Compromiso? No, no tengo mensaje. No soy un evangelista.

Naturalmente Borges se refiere al evangelio en sentido etimológico ("mensaje"), no en sentido religioso.

Hoy en día ya no dan tanto la tabarra con este tema, pero en la época de los setenta (la respuesta se publicó en 1980) el papel del escritor como agente transformador de la sociedad era "el tema" por excelencia. Ya durante la Ilustración se pensó que el arte no podía tener un sentido meramente decorativo, sino que debía sevir para educar al pueblo. Aunque en realidad la idea es medieval, y si tiramos p'atrás llegamos hasta Atapuerca. Lo que pasó es que Sartre estableció la figura del escritor como "intelectual comprometido", el compromiso como ejercicio de la libertad (única opción racional para el hombre "arrojado a la existencia"), el equivalente entre estar "comprometido" y ser "de izquierdas" etc.

Como Borges tenía alergia a los comunistas, niega que el arte deba tener alguna finalidad más allá del goce estético, un poco en la línea de las teorías de Benedetto Croce o Valéry, en plan "el arte por el arte". En otra ocasión dijo: "¿Que para qué sirve la literatura? ¿Y para qué sirve el sabor del café?"

También solía decir: "No soy cartero".

Lo paradójico es que su obra es una ininterrumpida reflexión filosófica sobre la naturaleza del mundo y el conocimiento. Pocos escritores dan más por menos.

lunes, 7 de marzo de 2011

Aurea Mediocritas


32

Si todos los países llegaran a ser de clase media -eso sería la Utopía para mí- desaparecerían muchos males. Yo viví cinco años en Ginebra en la época de la primera guerra mundial. La ciudad tenía en ese tiempo 120.000 habitantes; creo que había un comisario y dos vigilantes. ¿Por qué? Porque todo el mundo pertenecía a la clase media. No había gente ni muy pobre ni muy rica. En los países escandinavos, países de clase media, no hay criminales.

La familia Borges se desplazó a Ginebra buscando una cura para la ceguera del padre. Allí Borges aprendió alemán, según él, con un diccionario y un libro de Heine. Eligió ser enterrado allí.

La clase media como fuente de orden y democracia es un tópico en la literatura política. Ciertamente es fuente de estabilidad, aunque en periodos de crisis, se ha dado el apoyo de amplios sectores de la clase media a regímenes totalitarios, (República de Weimar, Franco, Pinochet...)

Respecto al crimen y los escandinavos, me viene a la cabeza toda la literatura negra que estamos padeciendo.

Respecto a la banca suiza, sin comentarios.

¿Cómo era aquello del tercer hombre? Algo sobre Florencia y el Renacimiento y Suiza y el reloj de cuco...

viernes, 4 de marzo de 2011

La familia de Cervantes


31

Ahora me acuerdo de una cosa que decía Macedonio Fernández y que yo quiero suscribir totalmente; decía que los españoles y los hispanoamericanos deberíamos llamarnos "la familia de Cervantes". Sería difícil unirnos todos diciendo "la familia de Quevedo", a pesar de su grandeza de literato. En cambio, si decimos "la familia de Cervantes" no creo que encontremos ningún opositor.

Cervantes es uno de los pocos escritores españoles que puedo imaginarme. Sé, más o menos, lo que sería una charla con él. Sé, por ejemplo, cómo pediría disculpas por alguna de las cosas que ha escrito, cómo no se tomaría a sí mismo demasiado en serio. Estoy seguro de ello, como lo estaría en los casos de Samuel Butler o Wells; por ello una de las razones por las que Cervantes me atrae, es que no sólo pienso en él como escritor, uno de los más grandes novelistas, sino también como hombre. Y como dice Whitman: "Camarada, esto no es un libro, quien toca esto toca un hombre".

Pierre Menard escribe dos capítulos completos (el noveno y el trigésimo octavo) y un fragmento de otro (el veintidós) de la primera parte de El Quijote, es decir: el combate con el Vizcaíno, el discurso de las armas y las letras, y la liberación de los galeotes. Especialmente significativo este último, donde el Quijote dice aquello de "Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello."; cita usada muchas veces por Borges para declarar esa afinidad de espíritu entre españoles y argentinos, y especialmente, entre él y Cervantes.

Respecto a la frase "sé, por ejemplo, cómo pediría disculpas por alguna de las cosas que ha escrito, cómo no se tomaría a sí mismo demasiado en serio", podemos pensar que, una vez más, Borges habla de sí mismo más que de Cervantes. Borges era especialista en introducir conceptos en una discusión atribuyéndoselos a otros escritores, evitando así hacerse responsable de ellos.

Sobre Whitman hablaremos en otra ocasión, sólo recordar que es uno de los poetas favoritos de Borges y que ha sido traducido por él al castellano.

martes, 1 de marzo de 2011

Los católicos


30

Los católicos son muy susceptibles. Mi madre es católica. Yo no puedo serlo. Pero he admirado a varios escritores católicos, como Chesterton y Léon Bloy.

La "susceptibilidad" de los católicos va más allá de cuestiones doctrinales, siendo un tema candente en la política argentina de la época, con una red de partidos católicos y conservadores que desconozco (recordar las iniciales simpatías de Borges por el Partido Radical). En otra ocasión Borges dijo que "los católicos prefieren el Papa a la verdad".

Uno de mis cuentos favoritos de Borges es "Tres versiones de Judas". Sacar una trama detectivesca del Nuevo Testamento me parece todo un alarde, y en su momento muy original. Hoy se nos proporcionan best sellers de ese tipo hasta la náusea.

La declaración "yo no puedo ser católico" recuerda aquella otra referida a Chesterton: "Los argumentos de Chesterton a favor de la verdad del catolicismo, leídos son irrefutables, pero recordados no causan la menor convicción." Y "acaso la filosofía de Schopenhauer sea lo más cerca que hemos estado de la verdad."

Sobre Chesterton hemos hablado bastante. A Léon Bloy lo desconozco.