viernes, 30 de abril de 2010

Aurea mediocritas


15

Para mí la clase media es una clase superior. La aristocracia es muy parecida al pueblo. Los aristócratas son muy nacionalistas y el pueblo también lo es. Les da por las mismas cosas. Les interesa el lujo, las carreras.

Borges vivió de joven en Suiza, y como todo el mundo sabe, está enterrado allí. Solía recordar que en Suiza había apenas policía, cosa que achacaba a que todo el mundo era de clase media.

Las palabras de su tumba, escritas en anglosajón son 'And Ne Forhtedan Na'. Significan 'No hay que tener miedo'.

Volvemos al tema del valor, pues.

jueves, 29 de abril de 2010

Quién tuviera una casa solariega y blasonada


14.

Soy descendiente de Juan de Garay, fundador de la ciudad de Buenos Aires, y de Cabrera, fundador de la ciudad de Córdoba. Desciendo de conquistadores españoles y luego de soldados argentinos que se batieron contra los españoles, cosa que era natural que sucediese. En fin: una familia de soldados la mía. Mi abuela inglesa pertenece a una familia de pastores protestantes, lo cual también me parece bien, porque quiere decir que llevo La Biblia en la sangre. Mi abuelo, el coronel Francisco Borges, se hizo matar deliberadamente después del Combate de la Verde. Por una serie de circunstancias políticas, él deseaba la muerte, ya que se había rendido el general Mitre, y entonce montó a caballo. Era un tordillo; se puso un poncho blanco y al trote avanzó hacia el enemigo ofreciéndoles un blanco espléndido. Le alcanzaron dos balas de fusiles Remington de los tiradores adversarios y cayó muerto.

Borges subraya su aristocracia de sangre. La referencia a La Biblia hay que interpretarla, tal vez, como una referencia a los hechos de armas del Antiguo Testamento. La muerte del coronel Borges forma la estructura fundamental de muchos de sus cuentos, 'el momento decisivo'. Volvemos a la épica.

Aquí, el poema, 'Alusión a la muerte del Coronel Francisco Borges'.

miércoles, 28 de abril de 2010

Indigno del cielo y el infierno.




13

Como ser humano, soy una especie de antología de contradicciones, de 'gaffes', de errores, pero tengo sentido ético. Eso no quiere decir que yo sea mejor que los otros, sino simplemente que trato de obrar bien, y no espero castigo ni recompensa. Que soy, digamos, insignificante, es decir, indigno de las dos cosas. El cielo y el infierno me quedan muy grandes.

Aquí Borges no hace otra cosa que exponer la moral estoica. "La recompensa de una buena acción es haberla hecho" (Séneca). No debemos esperar premios ni castigos, la virtud es un fin en sí mismo. Le gustaba citar a De Quincey: "La causa de los vencedores fue agradable a los dioses, mas la causa de los vencidos, a Catón". "Es el mayor elogio que se ha hecho jamás a una persona. De un lado están todos los dioses; del otro, Catón".

Aunque Borges era conservador, no era católico. "Los católicos prefieren el Papa a la verdad". En el aspecto moral, no entendía la deproporción entre la falta y el castigo: la brevedad de la vida por un lado y la eternidad en el infierno por otro. "No puedo creer en un Dios que regente un establecimiento penitenciario."

Su libro favorito era 'La Divina Comedia', pero en cuanto a su verosimilitud, prefería el más allá de Swedenborg, donde las almas van al cielo o el infierno en virtud de sus inclinaciones, sin saber realmente dónde están.

Como sabe todo el mundo, la mayoría de los cuentos de Borges tratan acerca del 'momento decisivo' donde un personaje sabe si es un valiente o un cobarde. Para Borges, el valor -el valor físico o moral-, es la virtud suprema.

miércoles, 21 de abril de 2010

Enterrado vivo.


12

A mi bisabuelo paterno le hicieron una operación que apareció en una revista porque en aquel tiempo fue algo notable. No sé cómo la harían porque entonces no existía la anestesia. Tal vez le darían un poco de alcohol. Hay una novela de Melville, el autor de 'Moby Dick', que sirvió mucho como ballenero y en la marina norteamericana. Él cuenta de una operación a bordo de un velero, en alta mar, por el año 1870 o algo así, en que había que amputar la pierna a un marinero. Entonces se reunió toda la tripulación en la cubierta del barco, sacaron al marinero atado a una tabla, lo emborracharon con ron, y luego se dio la orden de empezar a tocar la banda, de modo que el hombre estaba embrutecido por el alcohol, la música, y además llamaron a sus dos mejores amigos, que se le fueron encima y le dijeron malas palabras y le rompieron la cara a puñetazos. El marinero trataba de defenderse pero no podía por estar atado, y aprovecharon esto para amputarle la pierna. Se supone que igual sufrió bastante. A mí me hicieron muchas operaciones. En la última la anestesia no duró y el médico me dijo que me iba a doler, pero que estuviera quieto porque si no, me quedaría irremediablemente ciego. Yo sentía el dolor, aunque no era muy fuerte. Si una tierrita en el ojo molesta, cómo no va a molestar un bisturí con los ruidos del raspaje. Pero me quedé quieto a pesar de sentir en mi corazón como martillazos, y lo único que pensé fue en no moverme. Ni siquiera reparaba en el resultado: si yo giraba la cabeza, la posibilidad de mi visión había concluido. No, no pensé en Dios. Sólo me preocupé de centrar mi atención en la inmovilidad. Mi madre estaba a mi lado y yo no pensaba en ella, ni en mí, ni en nada. Me decía como un grito: yo no debo moverme.

Volvemos al tema de la importancia del valor físico para Borges. Lo de su bisabuelo me deja flipao, debía ser en el siglo XVII (es broma).

Lo de que te corten una pierna y encima te partan la cara es como para pensarse el enrolarse.

La inmovilidad en la anestesia recuerda a los cuentos de Poe sobre catalépticos. A mí me pasa con frecuencia que cuando viajo muy cansado me quedo dormido en mala postura, y quiero despertar y no puedo. ¿A vosotros os pasa? Cuando la cosa se alarga es horroroso.

Hay una variación sobre los cuentos de enterrados vivos que me encanta: un cuento de Stanislav Lem sobre un hombre que sabe que el alma no existe y se propone construir una. Para ello coge el cerebro de su mujer y lo vuelca en un ordenador hecho con materiales indestructibles, aislado de todo estímulo externo, para que dure eternamente. Bueno, ¿eh?

También me gustó mucho un episodio de Alfred Hitchcock donde le van a hacer la autopsia a un accidentado de automóvil que está totalmente paralizado -menos el dedo meñique-, hasta que descubren que está vivo porque se pone a llorar. Un poco cutre así contado pero genial realizado en cámara subjetiva.