miércoles, 30 de diciembre de 2009

Chesterton y Shaw.


Me disgusta la gente que me pregunta, por ejemplo: "¿Admira a Shaw?". "Sí". "¿Admira a Chesterton?". "Sí". "¿Y si tuviera que elegir entre ellos?". "No tengo que escoger entre ellos". Son dos cosas diferentes, ¿no le parece? Supongo que se puede decir que Chesterton era más capaz de entretejer historias que Shaw, en general un hombre más sabio que Chesterton. Pero no se me ocurre pensar en una especie de duelo entre ellos. ¿Por qué no podemos tenerlos a los dos?

Chesterton y Shaw fueron amigos y polemistas. Cherterton católico y conservador. Shaw fabiano y nietzscheano.

Pocas veces leí a Borges hablar de Shaw. Muchas de Chesterton. Le encantaban sus cuentos policiales. De sus apologías del catolicismo decía que sus argumentos eran irrebatibles pero que no convencían a nadie. De su narrativa que, a pesar de querer escribir cuentos de hadas, siempre terminaba introduciendo elementos de pesadilla que los convertían en cuentos de Kafka. Que se adivinaba en Chesterton a un hombre profundamente atormentado bajo su aspecto jovial.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Si Sócrates es hombre, y todos los hombres son mortales...


7.

Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.

Cuenta Hannah Arendt en "La Condición Humana": ""La preocupación griega por la mortalidad surgió de su experiencia de de una naturaleza y unos dioses inmortales que rodeaban las vidas individuales de los hombres mortales. Metidos en un cosmos en que todo era inmortal, la mortalidad pasaba a ser la marca de contraste de la existencia humana. Los hombres son "los mortales", las únicas cosas mortales con existencia, ya que a diferencia de los animales no existen sólo como miembros de una especie cuya vida inmortal está garantizada por la procreación.""

Lo de "se saben de algún modo inmortales" supongo que es herencia de Schopenhauer y Nietzsche (eterno retorno).

Volverá sobre el tema cuando hable de Unamuno.



jueves, 17 de diciembre de 2009

Casquería.


6.

Me acuerdo del reto que me dio mi padre el día que le conté que había estado en el mercado del Abasto y había comido chinchulines y parrillada. Me dijo: "¿Pero no te da vergüeza a vos? ¡Un criollo comiendo esas cosas! Esas cosas se reservan para los mendigos y para los negros. Ningún señor come esas cosas". La verdad es que son inmundas. Son las vísceras de los animales, la parte más innoble.

El padre de Borges era un "librepensador" seguidor de William James, criollo viejo y mujeriego. Escribió alguna novela, pero, según cuenta Borges, vio cumplidas sus ambiciones literarias en su hijo. Aparte del amor por la literatura, también le transmitiría a Borges la ceguera. Dicen que solía abordar a las chicas por la calle, y que cuando ya estaba perdiendo la vista, se acercó a hacerle proposiciones a la madre de Borges sin reconocerla, a lo que ella exclamó: "¡Pero bueno, ¿a mí también?!"

Borges y la belleza chilena.


5.

Fue en 1938, en Navidad. Habíamos invitado a cenar con nosotros a una hermosa joven chilena; como yo llegaba tarde y el ascensor no funcionaba, trepé rápidamente por la escalera. Sentí un golpe suave en la frente, como el de un murciélago, pero cuando la muchacha me abrió la puerta, vi por su expresión que había algo anormal. Me pasé la mano así y quedó roja. Habían dejado una ventana abierta y me había golpeado contra ella. Este accidente provocó una septicemia que me postró; debí morir. Tuve fiebre muy alta y pesadillas durante mucho tiempo, insomnios dolorosos...

El "episodio de la ventana" es central en la vida de Borges. Como consecuencia de la septicemia, llegó a pensar que se había quedado tonto. Se puso a prueba iniciando la lectura de no sé qué libro (si alguien sabe su título que lo diga) y se echó a llorar cuando se dio cuenta que lo comprendía. A raíz de este incidente, comenzó a escribir relatos, influidos por sus pesadillas.

Lo de "Borges y las mujeres" da para un post aparte. Era muy romántico, pero abominaba del sexo desde que su padre lo llevó a un puticlub (un "quilombo") con catorce años para que se estrenara. Estuvo casado un par de años, pero la cosa no funcionó. Igualmente todas sus novias terminaban abandonándolo por esa razón. "Mi hijo, de cama, nada", les decía la madre. "El señorito Borges murió virgen", dijo la criada de toda la vida. Nótese "el señorito", dicho de un señor de ochenta años. De todas formas, si era virgen o no, no se sabe.

Hay un cuento donde se menciona el episodio de la ventana, pero no recuerdo cuál es. ¿Alguien?

Lo de "un golpe suave, como de murciélago" parece de André Bretón.

El insomnio es el tema de "Funes el memorioso". Lo sufrió toda su vida.

Qué guay tener un ascensor en casa en 1938.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Rico y ocioso.


4.

Creo que el aburrimiento es más terrible que la violencia. Si hay un destino que no deseo, es el de no correr ningún peligro. Lo peor para mí sería ser rico y ocioso.

Borges decía ser un gran defensor de la clase media, sobre todo la que conoció en Ginebra de joven, pero en el fondo su manera de ser era más la de un aristócrata que despreciaba a los de su clase por su ignorancia, la gente de la buena sociedad con la que habitualmente se relacionaba. Borges era descendiente directo de una de las familias que fundó Buenos Aires, y de estirpe militar, lo cual a veces dejaba caer en la conversación con ciertos aires de patricio.

También desconfiaba de la democracia, pero eso es un tema para otro post.

Ignoro si era un rentista. Vivía modestamente, sobre todo desde la muerte de su padre. Cuando le echaron de la facultad por un problema de presupuesto se ofreció a dar clases si cobrar. Como director de la Biblioteca Nacional tampoco debían de pagarle mucho.

Recordamos aquí al "Hipócrita lector" de Baudelaire.

Esta respuesta me parece un poco pose. Ya hemos hablado de su complejo respecto a la violencia física, "El culto del coraje".

sábado, 12 de diciembre de 2009

La Biblia Viviente.



3.

Mi abuela inglesa me recitaba de memoria la Biblia en inglés, y en el inglés de la Biblia de los obispos. Era como una Biblia viviente. Usted citaba un pasaje cualquiera y ella decía:"Libro de Job, Capítulo tal, versículo tal", y seguía adelante. Me acuerdo de cuando se estaba muriendo. Todos nos hallábamos muy apenados, y nos mandó llamar y nos dijo: "Esto que sucede no tiene nada de interesante; soy una mujer muy vieja que se está muriendo muy despacio. Esto no puede interesar a nadie, ni preocupar a nadie." Era una mujer muy vieja, pero muy frágil, como mi madre. Es bonito, ¿verdad?, que ella pudiera verse morir como desde lejos, ¿no? "Una mujer vieja que está muriéndose muy despacio."


Borges hablaba inglés desde pequeño. Escribió algún poema en esa lengua y tradujo a importantes escritores.

Borges se consideraba ateo, no católico ("los católicos anteponen El Papa a la verdad"), aunque era un gran admirador de los Evangelios y la cábala.

La idea del "libro viviente" nos recuerda "Fahrenheit 451", y ciertamente es una idea muy borgiana.

El tema de la memoria se trata de forma específica en los cuentos "Funes el memorioso" y "El Zahir".

La serenidad de su abuela frente a la muerte también la atribuye Borges a su madre, con quién vivió casi toda su vida. Cuando Borges se quedó ciego le dictaba a ella los cuentos y poemas.

"Verse morir desde lejos" parece una definición de la técnica literaria de Borges. Por ejemplo, se conmovía hasta las lágrimas con el final de un poema anglosajón donde el protagonista es acuchillado en una emboscada y antes de morir, contemplando la espada del asesino, pronuncia las palabras: "Sí, es verdad, ahora está de moda hacer las espadas así". Palabras que pronuncia, con una pequeña variación, el personaje de Lucy Liu antes de morir en Kill Bill.

Ese "desde lejos" le ha causado a Borges numerosas acusaciones, a mi modo de ver injustas, de ser un escritor "frío" e "intelectual".

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Discusiones.

2.

No creo en la agresión por cuenta propia. Detesto las polémicas, trato de estar de acuerdo con mi interlocutor. Recuerdo un incidente personal, que hasta lo puse en un cuento, porque tengo la mala costumbre de plagiar los hechos. En una reunión, un señor se mostraba continuamente agresivo conmigo. Eso duró media hora. Entonces le dije: "Vamos a suponer que usted me ha insultado, que me ha dicho lo que suele decirse de la madre del interlocutor a quien se quiere injuriar. Vamos a suponer que usted me ha escupido. Todo eso lo damos por supuesto. Inclusive que usted me ha abofeteado. Después de esto, ¿no le parece que podemos seguir conversando tranquilamente? Yo he aceptado todas sus injurias, yo no he hecho nada, me he achicado todo el tiempo. Ahora hablemos". Recuerdo una historia del doctor Henderson, en el siglo XVIII, creo. Estaba discutiendo Teología en Inglaterra y alguien le arrojó un vaso de vino a la cara. Henderson se enjugó y dijo: "Esto es una disgresión. Sigo a la espera de sus argumentos." Es una vieja costumbre mía la de plagiar.


La anécdota del doctor Henderson está referida en "El arte de injuriar".

En "El sur" el protagonista elige morir en un duelo a cuchillo en respuesta a una ofensa.

El cuchillo es uno de los cuatro símbolos centrales de Borges, y representa el valor. Los otros son el tigre, el espejo y el laberinto, que representan la muerte, la mente y el mundo, respectivamente.

Sobre "Martín Fierro" y los gauchos, hablaré más adelante.

Para Borges el valor es una de las dos virtudes fundamentales. (La otra, como dijo el de Pitis, no me acuerdo). Y sobre todo el valor físico, consciente tal vez de las pocas ocasiones que la vida moderna ofrece para ejercerlo. No sé por qué pero para él siempre fue una cuestión importante. Más de una vez refiere cómo expulsó de clase a unos estudiantes de la universidad que pretendían interrumpir una clase suya con motivo de una huelga. Igualmente le gustaba citar al Doctor Johnson. "Los marinos tienen la dignidad del valor. Todo hombre se avergüenza de no haber estado en el mar, o en una batalla".

En resumen, al contrario de lo que afirma aquí, a Borges le gustaban las peleas.

Sobre lo de "trato de estar de acuerdo con mi interlocutor", es algo que le gustaba mencionar como algo propio de los japoneses.

martes, 8 de diciembre de 2009

El autor y el "yo".




1.

Sí, yo creo que, en definitiva, todo lo que uno escribe es autobiográfico. Sólo que eso puede ser dicho: "Nací en tal año en tal lugar" o "Había un rey que tenía tres hijos".


Borges es un gran admirador de Schopenhauer y el idealismo filosófico. Uno de sus temas recurrentes es la construcción del "yo" por la mente, y cómo ésta se relaciona con el tiempo y el mundo. En "Pierre Menard, autor del Quijote" se trata de forma específica el juego de significados que se establecen entre una obra, su autor y el contexto.

El autor de La Biblia es Dios. Más concretamente la tercera persona, El Espíritu Santo. Borges, siguiendo a los cabalista, deduce de ello que La Biblia es un texto en el que no hay nada casual o contingente, es decir, todo es significativo: el número de letras, el orden de las palabras, etc.

En otras ocasiones Borges fantasea con la idea de que todos los libros del mundo han sido escritos por la misma persona, y se pregunta cuál sería la psicología de ese curioso hombre de letras.


El desdoblamiento entre el Borges "real" y el Borges "autor" se discute en "Borges y yo".

También se discute cuando habla de los diferentes protagonistas de la poesía de
Walt Whitman.