miércoles, 18 de agosto de 2010

La ceguera


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Posiblemente la ceguera no sea del todo una maldición. Por lo pronto, el tiempo fluye de una manera más fácil. Una persona que tiene vista siempre tiene que estar haciendo algo, leyendo o viendo alguna cosa. El ciego, en cambio, sabe que pasará la mayor parte de su vida solo y no se impacienta. Yo ahora sólo veo sombras, pero la ceguera no ha sido algo patético para mí, porque ha sido un proceso muy lento. En cambio, si una persona pierde la vista de golpe puede, incluso, pensar en suicidarse. Pero si se ha empezado a perder la vista desde el momento en que se nació... Yo sé, por ejemplo, que mi padre murió ciego, mi abuela paterna murió ciega, mi bisabuelo murió ciego. Yo sabía que éste era mi destino.

En alguna parte Borges afirma darse cuenta de que la figura de un escritor ciego mueve a la compasión. Su personaje de algún modo recuerda a Homero.

Siempre atento al contexto, también jugaba con la idea del escritor como símbolo, que muchas veces eclipsa su obra. Solía poner como ejemplo a Lord Byron (aventurero), Paul Valery (razonador) o Quevedo (literato).

Esta doble naturaleza de Borges, el hombre y el escritor, es el tema de algunos cuentos y poemas, bajo la idea de "El otro". El concepto del doble (Doppelgänger: Poe, Stevenson, etc.) era una de sus obsesiones, concepto también relacionado con el problema de la identidad y el tiempo. ¿Cómo es posible que mi yo de ayer sea el mismo que hoy?

Para Borges la cuestión del tiempo era el problema central de la filosofía. Le gustaba regalar "Un experimento con el Tiempo", de J.W.Dunne. Tal vez de ahí su reflexión acerca de que "el tiempo fluye de una manera más fácil", un tanto amarga, la verdad.

Con la ceguera, empezó a escribir poesía, que le era más fácil de recordar. También iba gente a leerle, una vez muerta su madre. Se quedó totalmente ciego más o menos en la época que le nombraron director de la Biblioteca Nacional.