martes, 8 de marzo de 2011

El sabor del café.


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¿Compromiso? No, no tengo mensaje. No soy un evangelista.

Naturalmente Borges se refiere al evangelio en sentido etimológico ("mensaje"), no en sentido religioso.

Hoy en día ya no dan tanto la tabarra con este tema, pero en la época de los setenta (la respuesta se publicó en 1980) el papel del escritor como agente transformador de la sociedad era "el tema" por excelencia. Ya durante la Ilustración se pensó que el arte no podía tener un sentido meramente decorativo, sino que debía sevir para educar al pueblo. Aunque en realidad la idea es medieval, y si tiramos p'atrás llegamos hasta Atapuerca. Lo que pasó es que Sartre estableció la figura del escritor como "intelectual comprometido", el compromiso como ejercicio de la libertad (única opción racional para el hombre "arrojado a la existencia"), el equivalente entre estar "comprometido" y ser "de izquierdas" etc.

Como Borges tenía alergia a los comunistas, niega que el arte deba tener alguna finalidad más allá del goce estético, un poco en la línea de las teorías de Benedetto Croce o Valéry, en plan "el arte por el arte". En otra ocasión dijo: "¿Que para qué sirve la literatura? ¿Y para qué sirve el sabor del café?"

También solía decir: "No soy cartero".

Lo paradójico es que su obra es una ininterrumpida reflexión filosófica sobre la naturaleza del mundo y el conocimiento. Pocos escritores dan más por menos.

lunes, 7 de marzo de 2011

Aurea Mediocritas


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Si todos los países llegaran a ser de clase media -eso sería la Utopía para mí- desaparecerían muchos males. Yo viví cinco años en Ginebra en la época de la primera guerra mundial. La ciudad tenía en ese tiempo 120.000 habitantes; creo que había un comisario y dos vigilantes. ¿Por qué? Porque todo el mundo pertenecía a la clase media. No había gente ni muy pobre ni muy rica. En los países escandinavos, países de clase media, no hay criminales.

La familia Borges se desplazó a Ginebra buscando una cura para la ceguera del padre. Allí Borges aprendió alemán, según él, con un diccionario y un libro de Heine. Eligió ser enterrado allí.

La clase media como fuente de orden y democracia es un tópico en la literatura política. Ciertamente es fuente de estabilidad, aunque en periodos de crisis, se ha dado el apoyo de amplios sectores de la clase media a regímenes totalitarios, (República de Weimar, Franco, Pinochet...)

Respecto al crimen y los escandinavos, me viene a la cabeza toda la literatura negra que estamos padeciendo.

Respecto a la banca suiza, sin comentarios.

¿Cómo era aquello del tercer hombre? Algo sobre Florencia y el Renacimiento y Suiza y el reloj de cuco...

viernes, 4 de marzo de 2011

La familia de Cervantes


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Ahora me acuerdo de una cosa que decía Macedonio Fernández y que yo quiero suscribir totalmente; decía que los españoles y los hispanoamericanos deberíamos llamarnos "la familia de Cervantes". Sería difícil unirnos todos diciendo "la familia de Quevedo", a pesar de su grandeza de literato. En cambio, si decimos "la familia de Cervantes" no creo que encontremos ningún opositor.

Cervantes es uno de los pocos escritores españoles que puedo imaginarme. Sé, más o menos, lo que sería una charla con él. Sé, por ejemplo, cómo pediría disculpas por alguna de las cosas que ha escrito, cómo no se tomaría a sí mismo demasiado en serio. Estoy seguro de ello, como lo estaría en los casos de Samuel Butler o Wells; por ello una de las razones por las que Cervantes me atrae, es que no sólo pienso en él como escritor, uno de los más grandes novelistas, sino también como hombre. Y como dice Whitman: "Camarada, esto no es un libro, quien toca esto toca un hombre".

Pierre Menard escribe dos capítulos completos (el noveno y el trigésimo octavo) y un fragmento de otro (el veintidós) de la primera parte de El Quijote, es decir: el combate con el Vizcaíno, el discurso de las armas y las letras, y la liberación de los galeotes. Especialmente significativo este último, donde el Quijote dice aquello de "Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello."; cita usada muchas veces por Borges para declarar esa afinidad de espíritu entre españoles y argentinos, y especialmente, entre él y Cervantes.

Respecto a la frase "sé, por ejemplo, cómo pediría disculpas por alguna de las cosas que ha escrito, cómo no se tomaría a sí mismo demasiado en serio", podemos pensar que, una vez más, Borges habla de sí mismo más que de Cervantes. Borges era especialista en introducir conceptos en una discusión atribuyéndoselos a otros escritores, evitando así hacerse responsable de ellos.

Sobre Whitman hablaremos en otra ocasión, sólo recordar que es uno de los poetas favoritos de Borges y que ha sido traducido por él al castellano.

martes, 1 de marzo de 2011

Los católicos


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Los católicos son muy susceptibles. Mi madre es católica. Yo no puedo serlo. Pero he admirado a varios escritores católicos, como Chesterton y Léon Bloy.

La "susceptibilidad" de los católicos va más allá de cuestiones doctrinales, siendo un tema candente en la política argentina de la época, con una red de partidos católicos y conservadores que desconozco (recordar las iniciales simpatías de Borges por el Partido Radical). En otra ocasión Borges dijo que "los católicos prefieren el Papa a la verdad".

Uno de mis cuentos favoritos de Borges es "Tres versiones de Judas". Sacar una trama detectivesca del Nuevo Testamento me parece todo un alarde, y en su momento muy original. Hoy se nos proporcionan best sellers de ese tipo hasta la náusea.

La declaración "yo no puedo ser católico" recuerda aquella otra referida a Chesterton: "Los argumentos de Chesterton a favor de la verdad del catolicismo, leídos son irrefutables, pero recordados no causan la menor convicción." Y "acaso la filosofía de Schopenhauer sea lo más cerca que hemos estado de la verdad."

Sobre Chesterton hemos hablado bastante. A Léon Bloy lo desconozco.