Glosas a las 320 respuestas dadas por Borges sobre diversos temas, recogidas por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
jueves, 24 de junio de 2010
La Cábala.
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Las diversas y a veces contradictorias doctrinas que llevan el nombre de La Cábala, proceden de un concepto del todo ajeno a nuestra mente occidental: el concepto de un libro sagrado. El curioso "modus operandi" de los cabalistas, está basado en una premisa lógica: la idea de que la Escritura Sagrada es un texto absoluto, y en un texto absoluto nada puede ser obra del azar. Desde luego no hay textos absolutos: en todo caso los textos humanos no lo son. Pero es un texto redactado por una inteligencia infinita. ¿Por qué suponer alguna grieta? Todo tiene que ser fatal. Y de esa fatalidad, los cabalistas - a fuerza de transponer letras, de leer oblicuamente el texto, de modificar letras y de buscar un sentido simbólico a las palabras - dedujeron ese sistema que se llama la Cábala. Creo que ese sistema no es una pieza de museo de la historia de la filosofía. Ese sistema creo que tiene un aplicación. Ese sistema puede servirnos no sólo como curiosidad de la historia filosófica. Puede servirnos para pensar, quizá para comprender - o la palabra es demasiado ambiciosa - para tratar de comprender el universo.
Al igual que Madonna y Philip K Dick, Borges era fan de la Cábala. Bueno, de la cultura judía en general, y de la Cábala en particular. La idea que hubiera un orden en el mundo aunque sea secreto, le era muy cara, y está relacionada con el símbolo del laberinto. En ese sentido, también le gustaba mencionar la máquina lógica de Ramón Llull.
Hoy sabemos que la mera combinatoria no sirve para comprobar la verdad o falsedad de las proposiciones, ya que los sistemas lógicos, a partir de cierto grado de complejidad, son incompletos. No puede existir un texto aboluto ni siquiera para una inteligencia infinita, porque sus significados no se agotan nunca.
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Gödel, Escher, Bach, qué grandes recuerdos!
ResponderEliminarMe compré el libro gracias a tu recomendación.
Aún recuerdo cuando me acerqué al final de uno de vuestros últimos conciertos como La Costa Brava en la sala Jane Birkin de Zaragoza y te lo comenté... jaja, se te quedó la cara como... "Pues vale..." (aunque tu actitud fue totalmente amable en todo momento). Es difícil intentar comunicarte, o al menos lo es para mí, con alguien a quien admiras en unos pocos segundos; desde luego, siempre que lo he intentado, con quien sea, me ha quedado la sensación de haber parecido un imbécil. Aunque por culpa de ese miedo jamás entré al Bacharach y ahora me arrepiento...
Un abrazo, y enhorabuena por Borgismos.
Menudo ladrillo, espero que te haya gustado el libro.
ResponderEliminarDigo que el libro tiene partes difíciles, que es un poco ladrillo
ResponderEliminarPor cierto, la próxima vez saluda sin problema ;)
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